17 de abril de 2019

"On drinking" de Bukowski

De repente entró en el bar, abriéndose paso entre la muchedumbre, y estaba claro que era él. 
Mi amiga ya me lo había comentado. "Oye, le dije a un amigo mío que se viniera a tomar algo, no te importa, ¿no?". 
Y, sin tener más datos, supe quién era en cuanto lo vi.
Alto, más alto que la media. Rondando los treinta. Oxfords marrones, pitillos grises, polo blanco, chaqueta de punto marrón. Sombrero marrón, gafitas metálicas modelo aviador. Mochila de cuero (seguramente vegano). Y qué barba. Toda una obra de ingeniería, producto de horas de cuidados y dineros invertidos en barber shops de esas en las que dan masajes con Jägermeister para activar la circulación y cerrar los poros. 
Guau. El más hipster del pueblo había llegado.
Dos besos y olor a amizcle (o a marihuana, no lo tengo muy claro). Interrogatorio al camarero acerca de las cervezas artesanas disponibles. Mohín de disgusto al ver que sólo hay tres marcas disponibles. 
- Es que en Hamburg en cada bar lo más normal es que tengan decenas de tipos y tiradores y, claro, acostumbrado a eso, beber una industrial es como beber pis - dice sin inmutarse comiendo su tapa de lacón.
Os juro que dijo "Hamburg" con naturalidad, como quién no quiere la cosa.
De la tapa no dijo nada, 
por lo que me imagino que sí que estaba a la altura de las tapas de lacón de Hamburg
Por lo visto por culpa de su agenda llevaba años sin volver a "Luguito", pero había sentido la llamada. Necesitaba desconectar. Abrazar la pachamama. 
- Me encanta venir aquí un par de días para evadirme de la civilización, del agobio de las ciudades. Reencontarme conmigo mismo y poder pensar es un lujazo...

Es lo que tienen las ciudades de 100.000 habitantes,
que como no tienes que andar pendiente de recargar el abono del metro
tienes un montón de tiempo libre para pensar.
Tiene cosas en marcha. Muchas. Muy complejas e interdisciplinares. Acaba de venir de cerrar un trato con un colaborador y para la semana marcha volando a Ámsterdam para empezar con los preparativos del siguiente proyecto. El último tuvo gran éxito, pero no hay que acomodarse, y no hay que estancarse cayendo en la autocomplacencia. Su cabeza no para de crear. 
Os prometo que no tengo ni puta idea de a qué se dedica exactamente.
Pero es que ni flores, en serio.
Me voy a fumar, y sale conmigo. Saca una petaca de cuero y me ofrece de su tabaco. 
- Me lo manda un amigo desde Colombia*: es el que planta él. 100% natural, sin conservantes ni añadidos raros. Esto es tabaco, y no la mierda que nos venden aquí. 
Yo, pobrecita de mí, tan paleta y tan provinciana, temerosa de no saber apreciar tanta calidad, no me atrevo a malgastar del suyo y uso del mío. Hay que ver, moriré por un cáncer pueblerino, pudiendo fumar verdadera salud.
Me pregunta a qué me dedico, y frunce un poco el ceño. 
- Durante una temporada pensé en dedicarme a la docencia, ya sabes... en ser parte del cambio... en educar a la gente para la vida de verdad... en el think outside the box y todo eso... pero el sistema está tan podrido que no quise formar parte de esa fábrica de seres alienados, you know?
I know, I know.
Cuando firmé el contrato tuve que aceptar una cláusula referente
al moldeo de mentes y manipulación pro-sistema.
Alguna vez me ha quitado el sueño.
Luego pienso en los complementos salariales y se me pasa.
La conversación sigue porque a veces los cigarros no se acaban nunca. Me pregunta si me gusta leer, y qué suelo leer. Otra vez frunce el ceño cuando le digo que últimamente sólo leo novelas.
- Yo antes también leía novelas, pero hace tiempo que ya no. La vida es tan corta que no merece la pena malgastarla leyendo algo que no te aporta algo como persona, que no te hace medrar. Es como las telenovelas: entiendo que a las amas de casa les entretengan, pero para la gente con inquitudes... ¿para qué perder el tiempo así? Yo, desde hace tiempo, devoro sólo documentales y ensayos.
Como es comprensible, después de descubrir en menos de media hora que no sé beber, no sé fumar y no sé leer, decido irme a casa. Entramos de nuevo en el bar y pongo una excusa junto con mi mejor sonrisa. Quedamos en quedar pronto, muy pronto, con más calma y más tiempo. Vamos hablando, sin fallo.
Dos besos (definitivamente huele a marihuana). De su mochila de cuero (ahora ya sin lugar a dudas vegano, orgánico y de comercio justo) sobresale, de manera poco natural, un libro: On drinking de Bukowski. Resuenan en mi mente las palabras de una noche de cervezas industriales y tacabo del malo cuando un amigo me dijo que nunca me fiara de alguien que sigue siendo fan de Bukowski teniendo más de 25 años.
Todo podía haber acabado así si no fuera por un mensaje que me llegó al cabo de un rato:


Definitivamente, tengo de dejar de fumar.
Y de juntarme con gilipollas.
* Señores de aduanas, al loro.

5 comentarios:


  1. ¡¡Qué joyita!! Lo malo no es que ciertas personas decidan vivir la vida de un modo y no de otro, lo malo es cuando se creen poseedores de la verdad y desprecian a todo lo demás.

    Gustarle a alguien así podría generar algún tipo de trauma ¿no?

    Comentaría algo en cada párrafo, pero me aguantaré las ganas. El relato me parece muy bueno. Lo disfruté muchísimo y seguiría leyendo.

    Bicos

    PD. Anda que decir que viaja a Lugo para evadir la civilización...

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  2. ·.
    Falarei...
    Que dejes de fumar será bueno para la salud, que no es cosa importante. Que dejes de andar con jilipollas es algo imprescindible, más que nada por conservar la salud mental.
    No conozco el lacón de Hamburgo, si el codillo, que ni color con el lacón, con grelos o sin grelos. Tendrías que haberlo llevado a la Rúanueva a tomar unas tapas, y de orella, que los hamburgueros no saben que los cerdos tienen dos.
    Un bico

    LMA · & · CR

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  3. No tiene desperdicio, el hipster sí lo tiene, sólo de oirlo ya me aburre, pero no tu lúcido y divertido relato que me ha hecho sonreír hasta el final.

    Ya no fumo, conseguí dejarlo después de un montón de intentos fallidos, pero sigo leyendo novelas, que no pienso dejar, y es que algunas no tenemos remedio.

    Un beso,

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  4. jajajajaajaja pero porque no probar, me sigo riendo imaginando la situacion!
    abrazo

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