27 de xuño de 2019

Distracciones con los ojos azules



Cuando en enero me dieron destino, tuve que escoger el mal menor, por lo que debía mudarme a una ciudad que siempre he odiado (llevo unos cuantos meses con un post pendiente sobre eso... tal vez algún día de estos). De todas formas, eran sólo 15 días, algo fácilmente sorportable. Llegar, trabajar, marcharme... repetir durante dos semanas y listo.
Pero los 15 días se convirtieron en un mes, y luego en otro... y al final llevo aquí desde entonces, intentando ceñirme a mi plan de llegar, trabajar y marcharme.
Pero todo se fue a la mierda el primer día, cuando te vi y me guiñaste un ojo.

No era nada... un tic... algo producto de los nervios... pero se me metió en la cabeza, y se fue haciendo grande, y más grande, y más grande...
...y comprendí (atención a la grandilocuencia) que sigo viva por dentro.

Sé que suena muy absurdo, pero todos estos años de "ni fú ni fá" emocional me habían llevado a plantearme el haber perdido la capacidad de sentir. Llevo mucho tiempo funcionando por inercia, viviendo por vivir. 
Tampoco es plan de ser drástica: me he reído, he llorado... definitivamente quedan sentimientos en mi interior. Pero hacía mucho que no sentía "ese algo", esa tontería incapacitante que se siente cuando se conoce "a esa persona".

Creí que ya se me había pasado la temporada de los enamoramientos; que la vida, llegado cierto momento, conlleva la calma de las pasiones y el establecimiento de la racionalidad. Creí haber perdido para siempre esa capacidad de no ser quien de concentrarme en nada y de no poder pensar en nada más...
...hasta que llegaste tú con tus ojos azules y tu voz de narrador, y la marea de sentimientos volvió, demostrándome que aún queda mucho por sentir.

Llevo una temporada desquiciante: trabajo hasta caer rendida, las malditas oposiciones... no me acuerdo de la última vez que dormí más de cinco horas o comí una comida caliente. Las ojeras me llegan casi a la barbilla y el pelo se me cae a puñados. Y, sin embargo, de vez en cuando, soy genuinamente feliz. Feliz porque te veo a veces en la biblioteca. Porque a veces me cruzo contigo en los pasillos. Porque alguna vez hablamos por whatsapp. Porque en el aire flota esa promesa de unas cañas. Porque ayer nos rozamos las manos al despedirnos. Porque el otro día tomamos un café...

Así que gracias, chico de ojos azules y voz de narrador. Sé que todo quedará en nada y que todo acabará antes de empezar. Sé que nunca tomaremos esas cañas. Sé que no te intereso y que, en el caso de hacerlo, no de la misma manera y/o intensidad con la que tú me interesas a mí. Sé que nunca sabré lo que había detrás de ciertos actos, de ciertas miradas, de ciertas insinuaciones. Pero me da igual. Porque aunque tú me olvides antes de tan siquiera recordarme, me has devuelto algo que creí perdido hace mucho tiempo.

Y creo que me caigo mucho mejor cuando estoy enamorada.
Gracias F. Gracias por todo, aunque todo sea nada.

9 comentarios:


  1. Me haces pensar en lo doblemente agradables que son esas sensaciones que cuentas cuando llegan cuando ya no las esperamos. Es la vida manifestándose, sacdiéndonos para sacarnos del olvido de nosotras mismas.
    Y como siempre me posee un optimismo que no sé de dónde sale, creo que nunca debemos dar algo por muerto antes de nacer sin intentarlo. Por algo ocurren las cosas, y de nosotros depende también decidir para qué.

    Me sigue gustando leerte

    Bicos

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado el texto que he leido muy detenidamente, la imagen posee un gran atractivo visual y una muy bonita atmósfera, una gran entrada,saludos.

    ResponderEliminar
  3. Nunca está todo perdido. Cuando menos lo esperamos, un sentimiento despierta.
    El futuro es una incógnita, aunque sepamos, por que hay situaciones que no dan para ponernos la venda (que además nunca funciona), nos motivan a vivirla.
    Disfrutar del momento, y más si nos sostiene y hacen que la vida sea un lugar vibrante.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Cual Alicia en el País de la maravillas me cuelo por tu ventana refrescante, haciendo una pausa en mi parón veraniego, y me enamoro contigo de esos ojos azules capaces de engrasar un corazón oxidado.

    Que importa cuanto dure el conjuro, esto ya está ocurriendo ahora, y esa ciudad hostil ya no lo parece tanto, por un guiño, por un roce, por unos ojos azules...

    Me encanta leerte, tu ironía, tu humor y tu talento para contar.

    Un beso,

    ResponderEliminar
  5. Este comentario foi eliminado polo autor.

    ResponderEliminar
  6. Quién sabe. Nunca digas nunca. Un saludo

    ResponderEliminar
  7. Mmm... parece que las entradas con ojos azules como protagonistas están de moda últimamente :)

    Saludos



    Tu no tienes voz y tampoco cara ya ves son diferentes

    ResponderEliminar
  8. Nooooo, perdón por la emoción, holaaaa, nueva aquí, gracias por pasarte por mi blog, te leo desde ahora, sintiéndome identificada con todas estas emociones? que ha escrito, a veces pasa que uno deja de sentir hasta que las que mariposas vuelven a revolotear en tu estomago, que genial!

    ResponderEliminar
  9. ·.
    Falo, del verbo falar
    Los ojos azules son siempre peligrosos... dicen... o me lo dicen, pero nunca me pondré gafas de sol.
    Si no hay que mirar, no se mira.
    Bicos lucusaugustis


    LMA · & · CR

    ResponderEliminar

Fala!