[Imagen: Undermilano Project]
He vuelto a casa, después de dos meses y pico.
Tuve la suerte de pasar el confinamiento en mi aldea, un pequeño núcleo en lo más recóndito de los Ancares lucenses.
23 casas.
1 iglesia (sin párroco).
1 iglesia (sin párroco).
10 vecinos (media de edad, contándome a mí, 70,8 años).
Unas 37 gallinas, 27 vacas y 6 perros.
0 bares.
0 wifi.
He estado bien, o todo lo bien que se puede estar cuando de repente la realidad en la que llevo viviendo toda mi vida se para en seco.
He podido pasear y respirar aire puro, maravillarme del resurgimiento de la naturaleza tras el invierno, ver como los cerezos se cubrían de flores y luego de cerezas...
Han estado mucho más rápidos los pájaros que yo,
y no he podido ni probarlas aún.
He tenido más video-cañas con los amigos de las que pensé poder tener en mi vida y, aunque no es lo mismo, me han servido de consuelo muchas veces.
He leído un montón (pero en serio, una auténtica animalada).
He recuperado horas de sueño acumuladas desde hacía años.
He organizado los armarios.
He limpiado a fondo.
He intentado limpiar y organizar mi cabeza pero en eso, como siempre, he fracasado.
He vuelto a casa.
Estos días estoy paseando muchísimo, reencontrándome con la ciudad. Todo parece igual, y todo es distinto.
Hoy, paseando para aprovechar los rayos que sol que nos quedan antes de que venga de nuevo el invierno (o eso parece, según las predicciones) me he encontrado con un conocido al que hacía tiempo que no veía.
Lo de sonreír a través de una mascarilla es de las cosas más difíciles que he tenido que hacer últimamente.
Charleta inicial de rigor tipo holaquétalcómoestásquévidamásrara.
Me dice que el confinamiento me ha sentado bien, que estoy muy guapa.
Me lo han dicho mucho estos días...
...creo que las mascarillas son un boost de belleza para los cardos como yo.
Que si tengo tiempo para un café un día de estos.
Que hace mucho que no quedamos.
Y, de repente, flashback mental.
Recuerdo una noche en la que coincidimos en un pub.
Hubo muchas cervezas, un beso robado, una declaración de amor formal y un momento muy incómodo.
Mi expresión, a pesar de la mascarilla, debe delatarme porque sonríe.
Y así, a bocajarro, me dice directamente que promete no volver a besarme.
Que sabe que yo no soy para él.
Que ha aprendido a quererme sin esperanzas.
Que le basta con tomarnos un día un simple café, sin más.
Nunca podré tomarme ese café.
Nunca podré tener una conversación cómoda con él.
Porque nunca podré superar la sensación de culpabilidad que siento cuando pienso en que nunca le podré querer.
Y, sinceramente, estoy hasta las narices de sentirme como una mierda y de ir dejando cadáveres a mi paso.
Creo que me voy a volver a mi aldea.
Con mis 10 vecinos, las 27 vacas y la rutina sin amores no correspondidos.
·.
ResponderEliminarComo Robinsón Crusoe. Tal vez terminaras echándote de amigo a un Wilson, la pelota de Náufrago. En cualquier caso, en Los Ancares el reecuentro con madre Natura siempre será una delicia. Debiera volver, a subir al Miravalles y tomarme una empanada gallega (aquella fue 'bierziana') con un mencía.
Pero la realidad se impone. Hay que volver. Y has vuelto. Bienhallada!
Un bico
.·
LaMiradaAusente · & · CristalRasgado
Ya habrá tiempo para empanadas en la Nueva Normalidad esta que se nos avecina... ahora es el momento de empanadas mentales.
EliminarBesos con el borde crujiente
Qué suerte poder ir a tu aldea. Un beso
ResponderEliminarLa verdad es que las cuarentenas en las aldeas son menos cuarentenas.
EliminarBesos rurales
Es lo más acertado.
ResponderEliminarAbrazos.
Veremos... porque me extraña, conociéndome como me conozco, haber escogido la opción más acertada.
EliminarBesos dubitativos
Espero que al no tener wifi te haya dado por escribir en papel... me encanta como escribes. Siempre consigues ponerme en situación, como si estuviese allí y fuese a mi a quien le pasara lo que cuentas.
ResponderEliminarBesos de vuelta.
Pues no... la cuarentena me ha traído una apatía inmensa, y no he hecho nada productivo.
EliminarEso sí, he escrito mucho, pero en mi cabeza. Mucho, mucho, mucho.
Ahora habrá que intentar volver a la normalidad y pasar esos relatos mentales a un soporte leíble...
Gracias por venir, siempre.
Besos mentales
Qué bonito!! Tú no tienes culpa de que se haya enamorado de ti y de que a ti no te gusta! Quédate en la ciudad!!
ResponderEliminarLa vida parece ser una continua sucesión de cosas de las que no somos culpables y de las que sí.
EliminarDe momento, seguiré con mi vuelta a la normalidad urbanita... de momento.
Gracias por venir.
Besos urbanizados
Reconocer las cosas es el primer paso. Llévame a tu aldea. ;)
ResponderEliminarUn abrazo!
Siempre más que bienvenido todo aquel que sepa ver las aldeas con la mirada que merecen.
EliminarNo puedo ofrecer wifi, pero siempre hay verde, fuentes de aguas cristalinas y montes en los que perderse.
¡Ah! Y cervezas.
Besos rurales
Celebro doblemente que hayas pasado por mi blog, porque gracias a eso he venido al tuyo. Me gusta mucho cómo escribes.
ResponderEliminarEl sentirte como una mierda es por querer asumir la culpa de unos cadáveres que no son de tu responsabilidad.
Besos.
Muchas gracias por venir, por tus palabras... ¡Vivan estos encuentros virtuales!
EliminarBesos agradecidos
27 vacas!!!
ResponderEliminarEl sueño de mi vida!!!
Pues no te digo el número de terneros porque no quiero ponerte los dientes más largos...
EliminarBesos de vaca :P
Mira tú, qué suerte. A veces un jueves es un día tan bueno como cualquier otro para tener una sorpresa así, descubrir alguien que escribe de una forma que te toca. No es nada fácil (que te toque, escribir sí es fácil). Es pura magia (del que escribe), es un don. Ayuda mucho el lector, -no sos vos, soy yo- su mirada, que ya puedes escribir como dios que si no te leen como hay que leer es como si nada, trabajo baldío (tú sabes ¿a que sí?). Ayuda mucho ese tic tac en el que no es importante que lo que se cuenta sea real o no, lo tuyo ya es nuestro al leerlo. Pues eso, que me quito el sombrero, te doy las gracias y sigo con tus historias. Ah, no te culpes por dejar cadáveres, es normal.
ResponderEliminarMira tú, qué suerte. A veces un jueves es un día tan bueno como cualquier otro para tener una sorpresa así, descubrir alguien que escribe de una forma que te toca. No es nada fácil (que te toque, escribir sí es fácil). Es pura magia (del que escribe), es un don. Ayuda mucho el lector, -no sos vos, soy yo- su mirada, que ya puedes escribir como dios que si no te leen como hay que leer es como si nada, trabajo baldío (tú sabes ¿a que sí?). Ayuda mucho ese tic tac en el que no es importante que lo que se cuenta sea real o no, lo tuyo ya es nuestro al leerlo. Pues eso, que me quito el sombrero, te doy las gracias y sigo con tus historias. Ah, no te culpes por dejar cadáveres, es normal.
ResponderEliminarCelebro que por fin blogger haya dejado de tocarnos las narices y que te haya permitido comentar.
EliminarTe reitero las gracias que ya te he dado por correo.
Gracias por venir, ahora y siempre.
Besos agradecidos
No es nuevo, ya sabes que adoro como escribes, con esa frescura y ese humor irónico que te permite distanciarte y hacer de ti un personaje literario, imagino de donde te viene ese don mágico, de tu aldea y de esas 27 vacas de ojos profundos en los que asomarse cuando se carece de otras pantallas que te dispersan y te atontolinan.
ResponderEliminarHa sido un parón de vida tan irreal e inesperado..., soy de las que cree que ya nada volverá a ser como antes.
Lo que te ahorras en maquillajes y miradas al espejo antes de salir de casa con la mascarilla, ahora hay que darle un plus de intención a la mirada.
Y en cuanto a sentirte culpable por no corresponder al chico de los besos robados... recuerda que "cuando el amor viene así de esa manera, uno no tiene la culpa..."
Un placer inmenso volver a asomarme a tu ventana.
Abrazo,
Ay, Tesa, qué tiempos raros estos.
EliminarYo también creo que nada volverá a ser lo de antes, por más que se hable de nuevas normalidades y cosas así.
Otra cosa es que seamos capaces de adaptarnos, cosa que también dudo...
Gracias por venir, ahora y siempre.
Besos neonormales
HOLA, ME GUSTÓ TU BLOG, TE SIGO Y TE CUENTO QUE ESTOY INAUGURANDO UN BLOG DE FRASES BELLAS, TE ESPERO, SALUDOS.
ResponderEliminarGracias por venir, ahora y siempre.
EliminarBesos
¿Y qué aldea de Os Ancares es? A ver si vas a ser vecina de mi mejor amigo y sin saberlo... No me sorprendería, porque él vive en una aldea llena de artistas.
ResponderEliminarNo sé si hay que sentir culpa por no poder amar a alguien que sí nos ama. Si acaso, por hacerle creer que sí, que no parece el caso. Nunca debemos sentirnos culpables de ser honestos y ésa es una magnífica base para una buena amistad. Si él lo tiene claro, ¿por qué preocuparte tú?
Y coincido contigo que sonreír con mascarilla y que se note es un arte en el que todavía tenemos mucho que aprender. Sin duda también hará que aumenten las arrugas. Pero no nos quejemos, que peor lo tienen los que se han puesto botox...
Bicos, a moreas
Fai tempo que aprendín a convivir coas engurras e as canas en homenaxe a todos aqueles que non chegaron a telas... Fastídiame bastante máis o pseudoacné que teño dende os 14 anos e que parece decidido a quedar comigo o resto da miña vida... Vai ser moi guai cando teña que comprar compresas para as pérdidas de orina e mascarillas purificantes...
EliminarUnha pequena aldea de Becerreá, moi cerca de Cervantes... anda cerca a cousa? O seu nome comeza por V...
Bicos a esgalla, dos que fan engurras nos ollos!